me subi al centro de mi soledad
para mirar el ocaso del rio
la penumbra en la tierra
lo glorificado que pueden padecer las piedras
la tranquilidad desdichada
bajo el dia ...
luego el vino sobro de intoxicacion
los ojos se me vinieron ala mente
y los caminos largos y solos
me empezaron a palpitar
no quiero creer en lo que escribo
me disparo un pensamiento
justo antes de la media noche
esta ciudad de seres
y un niño llora en llamas
toda yo en el circulo de mi deformidad
nada agoniza en la tristeza
tristeza dejada en manos de mi señor
un vinculo silencioso
un cigarro de yerba
una alcoholica de salmos
un juicio de realidad
Rota , subyugada al amor.
-ortiz
confirmación de todo lo dicho: es un hecho
ResponderEliminartan claro como eso que no necesita comprobarse
y aquí estoy, gritando al vacío, un enorme vacío que no puedo abarcar, ni deglutir, ni entender; me sobrepasa, me tiende en la desesperación...
EliminarLos vacíos a veces son interminables, llegan solos, son crueles, y se precipitan con la impudicia del policía y la inclemencia de la fiera; sus fauces son estocadas sin antesala: directo a esa otra costilla que es el alero de nuestras esperanzas...
¿por qué el abismo? o más bien: ¿por qué el vacío? ¿que sigue, qué había antes de esto?...papel periódico derelicto; cádaveres; mutilación inconsciente y desaforada; la febrilidad del suicida que ya no ve más allá, ya no puede.
¿Hasta dónde? ¿hasta dónde? ya no más...es imposible...ya no más, no es posible. Ya no más. Una rama no lo resiste todo: la presión puede ser fatal. Hasta el próximo ocaso entonces.