En la nostalgia de un amor
suspira mi fe , por arriba de montañas
cuando dolorosa es la piedra
y el arbol de mi amado se observa en el rio
los niños llenan cantaros ajenos
recuerdo nuestro olvido
y las letras me haran fila
para desordenarme singularmente.
la noche ha de venir incada
con las piernas desnudas
y con el alba a los abismos
las sombras viajeras de mis paredes
el vino acrecienta mi ebriedad
apostrofe donde tu nombre
suave, me revierte mas dolor.
con que pasion te recorro, cuando no estas conmigo...
del libro que me llama "sangre" , el eter ,
donde una de mi sien
diestra, a de venir la muerte
volando como un pajarillo.
y tus ojos mirando los mios
dejo yo , mi elixir en paz con tu distancia...
-ortiz
En medio de la borrasca,
ResponderEliminartú debes escuchar, constante,
mis pasos arrastrándose hacia ti,
con toda su pesantez, pertinaces
febles en la lid de la francachela,
auscultando tus huellas.
Sobre las olas cromáticas
que conforman el paisaje de la distancia
se erige la certidumbre del deseo,
natural y consciente, mas no un témpano,
sólo el deseo, constante y consciente.
Sin más brújula que eso,
ésta fiebre empedernida te busca,
no se resigna.
Si enciende una lámpara y,
por lo que sea, no hay respuesta,
no se consume: espera, sólo espera.
Esa consciencia constante,
sólo deseo, naturalmente febril,
de día y de noche atravesando la tarde,
guarda su aceite, guarda su luz...
Imagen del destierro no buscado,
su faz es el retrato de un barco sin velamen,
pura desesperación vuelta anhelo..
No obstante, aún crepita, no se ahoga,
no agota, brutalmente, su último ardid:
una boca que sueña con el beso amante.
fiebre empedernida
ResponderEliminarsustancia y calor, conciente
besame los ojos y las sienes
besame el corazon